2 de marzo de 2011

Una leyenda a ritmo de jazz


La historia de la NBA está repleta de vidas apasionantes en las que intentaremos ahondar en este blog. De todas ellas, hay una que destaca especialmente por pertenecer a una de las mayores leyendas que jamás haya pisado una cancha de baloncesto. Hablamos de quien sigue siendo el máximo anotador histórico de la competición, de uno de los pívots más dominantes, de un hombre que cambió la liga y el juego para siempre… Y de un amante del jazz. Hablamos de Kareem Abdul-Jabbar.

Sería pecado mortal obviar todos los logros deportivos del jugador nacido en 1947 y conocido como Lew Alcindor antes de su conversión al Islam. Su brillante carrera desde los tiempos en la Power Memorial Academy, su tremendo impacto en la liga universitaria con UCLA o su fulgurante paso por los Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers en la NBA forman ya parte de la historia del baloncesto y dan para redactar tomos tan extensos como los 2.18 m. de altura del propio Abdul-Jabbar. También se podría escribir durante horas sobre su afición a la lectura, sus libros, su compromiso social, su afición por el yoga y las artes marciales o su aparición en numerosas películas. Sin embargo, hoy queremos hacer hincapié en su amor por la música, con el jazz como elemento principal.

Nacido en Harlem e hijo de un trombonista, el pequeño Ferdinand Lewis Alcindor Jr. se empapó desde muy pequeño de un sonido que ya era la banda sonora habitual de las calles de Nueva York, traspasando las barreras raciales de la época. Louis Armstrong, Cab Calloway, Dizzy Gillespie, Thelonius Monk, Duke Ellington, Charlie Parker o Miles Davis pasarían a convertirse en héroes para aquel niño espigado que aún hoy sigue rindiéndoles tributo en su página web.

Dice Abdul-Jabbar que el jazz le convirtió en mejor jugador al aplicar al baloncesto la filosofía de este género musical nacido a finales del siglo XIX de la mano de las comunidades negras del sur de EE.UU. “Cada persona toca como parte de un equipo de músicos que se escuchan unos a otros y responden adecuadamente. Cuando llega el momento, un músico destaca, luego otro y así sucesivamente, dependiendo de la pieza. Hay improvisación pero siempre dentro de la estructura musical de un objetivo común”, asegura el ex jugador.

Lo que era una afición más o menos personal de Abdul-Jabbar pasó a ser de dominio público en 1983 por culpa de un desgraciado accidente. Un incendio devastó la mansión que el jugador poseía en el selecto barrio angelino de Bel Air y, aunque el fuego no causó daños personales, convirtió en cenizas la mayor parte de sus pertenencias. Libros, documentos, trofeos, prendas de vestir,  muebles… y una colección de 3.000 discos de jazz de incalculable valor. Su familia, el Islam y el baloncesto fueron los refugios del jugador para superar estos momentos difíciles, mientras amigos y aficionados le enviaban discos para ayudarle a rehacer su colección.

En ocasiones, grandes estrellas del jazz interpretaban el himno estadounidense antes del comienzo de los partidos y a Kareem le gustaba pensar que eso le haría jugar mejor. Como curiosidad, el  inventor del “sky hook” opina que Al Jarreau es el mejor intérprete vocal del “Barras y estrellas”,  mientras que a nivel instrumental elige las versiones del trompetista Wynton Marsalis.

Todo el amor de Abdul-Jabbar  por el jazz ha quedado plasmado en su libro (y futuro documental) “On the Shoulders of Giants: My Journey Through the Harlem Renaissance”, en el que utiliza este género musical para ilustrar la evolución del baloncesto y los logros de la comunidad negra.

El caso de Abdul-Jabbar no es único y en la liga ha habido otros grandes amantes del jazz como Walt Hazzard o Spencer Haywood. Pero si ha habido un jugador estrechamente ligado al jazz, ese ha sido Wayman Tisdale. Medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84 y jugador de Pacers, Kings y Suns, Tisdale fue también un virtuoso bajista que grabó  varios discos de gran calidad. Tras retirarse en 1997 y ya dedicado por completo a la música, un cáncer detectado en 2007 pudo con él en 2009.  Otro tipo de cáncer, una leucemia, atacó a Abdul-Jabbar en 2008. Afortunadamente, el actual entrenador de pívots de los Lakers, se encuentra totalmente recuperado.

Es complicado pensar que entre los jugadores actúales de la NBA haya vida más allá del hip hop pero, si se investiga un poco, aparecen casos como el del jugador de los Houston Rockets Shane Battier, guitarrista en sus ratos libres y gran fan de Jimi Hendrix, o el del pívot de los Minnesota Timberwolves, Kevin Love,  sobrino de Mike Love, miembro de los legendarios Beach Boys. Pero la ascendencia artística de Kevin Love y sus gustos musicales no quedan ahí. Lo trataremos más adelante…


“El jazz es querer levantarse de una silla y mover tu cuerpo simplemente porque estás vivo y el mundo está lleno de posibilidades”. Kareem Abdul-Jabbar.






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