29 de agosto de 2011

Del baloncesto a la psicodelia

MARCOS PRIETO
La banda Love posee una importancia capital a la hora de entender la revolución musical que tuvo lugar en la década de los 60. Nunca alcanzaron la repercusión de gigantes de la época como Beatles o  Stones pero su tercer trabajo, Forever Changes (1967 ), ha quedado para la historia como uno de los discos fundamentales del siglo XX.  La Costa Oeste de EE.UU., el amor libre y las drogas fueron el contexto de una banda que sorprendió al mundo a base de psicodelia y talento musical. 

Nada en Love era demasiado común al resto de bandas de la época, comenzando por su condición de grupo multirracial. Ver a un negro al frente de una banda de estética hippie no era algo muy habitual en aquellos años, con la notable excepción de Jimmy Hendrix. Sin embargo, no se puede entender Love sin la espigada figura de su líder y vocalista Arthur Lee (1945-2006). 

Pero Lee no siempre aspiró a convertirse en una estrella del Pop y solo cinco años antes de la publicación del primer y homónimo disco de la banda, en 1960, sus pensamientos estaban centrados en un ámbito completamente diferente. En aquellos tiempos, los estudios de grabación, los instrumentos y los amplificadores no habían sustituido todavía al gimnasio, los balones y las canastas del instituto Dorsey, en Los Ángeles.
  
Arthur Lee, con los Dons de Dorsey en 1961.
El joven y espigado Arthur (nacido Arthur Porter Taylor) aspiraba a vivir del baloncesto profesionalmente y parecía tener condiciones suficientes para conseguir su objetivo, despuntando como un gran anotador y capitaneando a los Dons de Dorsey. Sin embargo, como tantas veces ha sucedido, una desafortunada lesión le iba a obligar a cambiar de planes.

Su enorme curiosidad musical le había hecho comenzar a tocar el acordeón, el piano, el órgano y, finalmente, la guitarra. Además, su principal ocupación había pasado a ser la de escuchar discos y más discos, con especial predilección por los de Nat “King” Cole y Johnny Mathis.  Así, su sueño de jugar algún día en Los Angeles Lakers se transformó en el deseó de firmar por alguna gran discográfica como Capitol Records.

Love nacería en 1965 de la unión de Lee con su amigo del instituto Johnny Echols, guitarrista con quien ya había empezado a tocar dos años antes en The LAGs, una banda instrumental cercana al Rythm and Blues.


La historia de Love y de la figura de Arthur Lee es tan extensa como controvertida. Los escándalos, los cambios en la formación y las luchas de ego -especialmente entre Lee y el guitarrista Bryan MacLean- provocaron que, posiblemente, la banda no alcanzara su techo.

El que fuera batería de la banda en la etapa de los discos Da Capo y Forever Changes, Michael Stuart-Ware,  relaciona en su libro Entre bastidores. De viaje con el grupo Love*  el férreo liderazgo de Lee con su experiencia baloncestística. Según Stuart-Ware, Lee se comportaba con el resto de componentes de la banda como un entrenador que intenta sacar lo mejor de cada uno de sus jugadores.

Todo lo que rodeaba al grupo, empezando por la discográfica Elektra, era visto por el líder de Love como un “equipo rival” al que había que doblegar una y otra vez. Lee no tenía problemas para gritar y reprender a sus compañeros si intuía que no estaban dando lo mejor de sí mismos en los ensayos y en los conciertos. Para él, el talento no bastaba para conseguir el éxito y creía en el trabajo duro como único instrumento para llegar a lo más alto. 

Puede que Arthur Lee nunca llegara a juntar el equipo con el que soñaba o que sus tácticas no fuera las más adecuadas.  Pese a ello, su talento y el de los músicos que le acompañaron a mediados de los 60 han dejado para la posteridad canciones que convierten a Love en un equipo ganador con derecho a figurar entre los más grandes. 






* El libro Entre bastidores. De viaje con el grupo Love de Michael Stuart-Ware fue editado en España por Metropolitan Ediciones SL en 2008.

12 de agosto de 2011

Con Lituania hemos topado


MARCOS PRIETO
El Madrid Arena acogerá este sábado 13 de agosto el segundo partido de la selección española en su gira de preparación para el próximo EuroBasket. Será un interesante test para la vigente campeona de Europa, que buscará  deleitar una vez más al público madrileño con una victoria sobre la siempre temible Lituania. La anfitriona del próximo campeonato continental y gran favorita a la lucha por las medallas intentará complicar las cosas a los hombres de Sergio Scariolo con su mezcla de veteranos curtidos en mil batallas y estrellas emergentes, como el pívot Jonas Valanciunas.


Curiosamente, el España-Lituania está enmarcado dentro de los actos de la XXIV Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 (JMJ2011). Por este motivo, la Federación Española de Baloncesto (FEB) cederá 3.500 entradas -¿o eran 5.000?- a los voluntarios de este gran encuentro de jóvenes de todo el mundo para que también ellos puedan disfrutar del partido en la Casa de Campo, haciendo un preámbulo deportivo antes de la sobredosis de oración y discurso papal que se avecina.


La FEB  ha explicado su apoyo a este evento organizado por la Iglesia Católica como “un homenaje al voluntariado”. Muchas otras empresas e instituciones españolas han echado una mano a la JMJ2011 de distintas maneras, en un encomiable esfuerzo por evitar que tan magno evento cueste un solo céntimo a los ciudadanos de un Estado aconfesional. La verdad es que lo de homenajear a los voluntarios no lo habíamos escuchado como justificación y suena a música celestial.


Sin embargo, existe el riesgo de que alguna oveja descarriada piense que lo de premiar al voluntariado no sea más que una pobre excusa para no reconocer la cruda realidad, ya que hay más ocasiones para acordarse de los sufridos voluntarios que nombres constan en el santoral  Sin ir más lejos, Madrid acogió el pasado mes de julio el congreso anual de los testigos cristianos de Jehová y el concierto de la banda estadounidense de rock Foo Fighters. Ambas citas se desarrollaron en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid con la inestimable ayuda de voluntarios, al igual que la mayoría de los eventos que suponen una notable afluencia de público y, por lo tanto, un gran despliegue organizativo.


Dicho esto y esperando que el partido del sábado sea ganado por España como Dios manda, cerramos este salmo con dos solemnes bienaveturanzas:


Bienaventurados sean los voluntarios de la JMJ2011, porque en su trabajo residirá gran parte del éxito o del fracaso de la visita de Benedicto XVI a Madrid y con su generosa presencia ayudarán a llenar las gradas del Madrid Arena en el España–Lituania. 


Bienaventurados doblemente sean los voluntarios de cualquier otro tipo de evento, porque con o sin entradas gratis para el baloncesto seguirán colaborando amablemente en citas para católicos, testigos de Jehová, rockeros, amantes de la cerveza, etc…

Pueden ir en paz.






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