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La selección lituana de 1992, en una pausa de su viaje psicodélico, con la equipación de Grateful Dead. |
Visionando el estupendo documental The Other DreamTeam (2012) he recordado un póster algo macarra que presidió la puerta de mi
habitación durante gran parte de mi adolescencia y que aún debe permanecer
enrollado en algún lugar indeterminado de mi hogar familiar. En él aparecía una
ilustración extremadamente colorista en la que un esqueleto con el uniforme de la
selección lituana realizaba un contundente mate. Sinceramente, no me parecía
bonito entonces y me parece horrible ahora, pero tenía que haber algo que lo
hacía suficientemente especial para que lo exhibiera en mi cuarto junto a
Claudia Schiffer, Shawn Kemp y Terminator.
Nos situamos en 1992. Lituania vive una larga resaca tras
celebrar su independencia de la ya extinta Unión Soviética y acaba de darse cuenta
de que en el camino hacia la libertad se
ha quedado prácticamente arruinada. Un gran inconveniente a la hora de
financiar a los deportistas que han de competir ese mismo año en los Juegos
Olímpicos de Barcelona y, en especial, a los representantes de su deporte
nacional, el baloncesto. Con los ya consagrados Sabonis, Kurtinaitis, Homicius y
el joven Karnisovas en sus filas, el equipo dirigido por Vladas Garastas tenía
todas las papeletas para luchar por una medalla que no fuera la de oro, ya
adjudicada al equipo estadounidense con su Dream Team original e irrepetible. Pero lo primero era lo primero y antes de
jugar había que conseguir el dinero necesario para cubrir las necesidades
básicas del equipo y poder viajar a Barcelona.
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La ilustración de Greg Speirs hecha camiseta. |
En esas estaba el escolta Sarunas Marciulonis, que en
aquella época militaba en los Golden State Warriors y ya se había convertido en
uno de los primeros europeos en hacerse un nombre en la NBA. Su búsqueda de un
patrocinador para el combinado nacional encontró un curioso e inesperado apoyo en
los Grateful Dead. Los miembros de la
legendaria banda psicodélica de San Francisco pensaron que unas de sus típicas camisetas
desteñidas diseñadas por Greg Speirs para la ocasión podrían proveer de fondos
a los necesitados lituanos.
La camiseta tuvo un éxito de inmediato en EE.UU. y su
diseño rápidamente fue importado a posters y demás mercadotecnia antes de convertirse
en el uniforme oficial de la selección lituana, que lució orgullosa la
colorista propuesta de su patrocinador. Una ropa que puede producir los efectos
de un viaje de LSD y que el equipo también vistió en el podio del Pabellón
Olímpico de Badalona, cuando recibió una medalla bronce que sabía a oro. No en
vano, los lituanos habían caído en las
semifinales frente al invencible Dream Team y derrotar en la lucha por la
tercera plaza a Rusia (CEI en aquel momento) con todo el significado político que
esa victoria podía tener.
Seguramente Jerry Garcia celebró en San Francisco aquel
triunfo junto a sus compañeros de Grateful Dead pero no por los beneficios
económicos que el diseño cedido por la banda iba a seguir generando durante
gran parte de los 90, sino por pura simpatía hacia Marciulonis y sus
compañeros. De hecho, tras financiar al equipo en Barcelona 92, Greg Speirs
decidió donar todo el dinero obtenido a través de su Slam Dunk Skeleton a los
niños sin recursos del país báltico.
Por cierto, mi póster no está en venta.
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