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Kobe cree que los malos resultados de los Lakers son cosas de la edad. (Andrew D. Bernstein/NBA/Getty Images) |
Los operarios apagaban las luces del Staples Center el
pasado 1 de enero tras una nueva derrota de Los Ángeles Lakers y Kobe Bryant no
parecía estar disfrutando de la habitual presencia de un buen número de
periodistas en el vestuario. Caer en casa frente a los Philadelphia 76ers no
era el inicio de año deseado por el escolta angelino que, pese al desalentador
comienzo de temporada del equipo, espera poder luchar por el que sería su sexto
anillo de campeón de la NBA. Un título con el que igualaría a Michael Jordan,
esa sombra alargada y huidiza que siempre ha marcado su carrera. Sentado en su
taquilla, Bryant era cuestionado por la causa de la falta de energía mostrada
por el equipo en los momentos decisivos del encuentro. El jugador,
exhibiendo una malévola sonrisa y
mirando al infinito, espetó rápidamente un
“cause we're old as
shit” -“porque somos viejos como la
mierda” o, castellanizando más la expresión, “porque somos más viejos que la
mierda”- que provocó las risas contenidas de los presentes. Acto seguido quitó
un poco de hierro al asunto asegurando que no todas las noches las piernas
responden al nivel necesario para defender y atacar con garantías, pero los
plumillas ya tenían su titular.
Es
verdad que los Lakers tienen esta temporada una media de edad elevada (28.9) solo
superada por sus vecinos los Clippers (29.3),
Miami Heat (30.0) y New York Knicks (31.3). Sin embargo, Bryant parece
querer eludir otros debates de más calado sobre la actual situación al
reducirlo todo a una cuestión de edad.
Pero,
¿qué significa ser viejo en la NBA? Hablamos de una liga plagada de jugadores
en mitad de la treintena con roles fundamentales dentro de sus equipos y en la
que el propio Bryant está cuajando una de sus mejores campañas a nivel
individual con 34 años. Tim Duncan, Kevin Garnett, Paul Pierce, Dirk Nowitzki,
Ray Allen o un todavía saltarín Vince Carter son algunos de los “abuelos” más
prestigiosos de la NBA, sin olvidar a los cuarentones Grant Hill y Kurt Thomas.
Es evidente que las piernas de estos jugadores no tienen la frescura de su
cenit de plenitud física, pero su experiencia y conocimiento del juego suplen
con creces esta carencia.
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Palop suma y sigue camino de los cuarenta. |
La
genética que a cada cual le cae en suerte (o desgracia) influye lo suyo, claro,
pero hay algunos recursos que permiten prolongar la buena condición física en
el tiempo y evitar lesiones que vayan acercando el final. Una dieta equilibrada, una carga de
entrenamientos ajustada, buenos calentamientos y, por encima de todo, los
deseos de jugar pueden alargar bastante los años de actividad de un deportista
profesional. En España tenemos un buen ejemplo en la figura del guardameta del
Sevilla FC Andrés Palop quien a sus 39 años sigue intentando atajar los
disparos de los delanteros de la autodenominada como la mejor liga del mundo.
Su truco: perder un kilo cada año desde que cumplió 33.
Bryant
tiene a su lado como pesos pesados de más edad a Pau Gasol (32 años), Ron
Artest (33 años) y Steve Nash, un tipo que se pasa la vida comiendo nueces para
que nunca le falten proteínas y que en febrero cumplirá 39 castañas. Ninguno de
los tres parece arrastrarse por la cancha de momento y ninguno ha destacado especialmente
por su explosividad física a lo largo de su periplo profesional. Además, el
equipo angelino se reforzó el pasado verano con Dwight Howard quien, a sus 27
años, muestra una de las mayores plenitudes físicas que jamás se hayan visto
sobre una cancha de baloncesto. ¿Dónde está el problema entonces? Se me ocurren
tres o cuatro causas, pero ninguna tiene que ver ni por asomo con la edad de
los jugadores del equipo que entrena Mike D’Antoni.
Ahora vayamos un poco más allá en el análisis: ¿qué
significa ser viejo en general? Mientras en algunos países de África cumplir
los 30 años significa entrar en la vejez, en España los periódicos suelen
referirse a los menores de 35 años como “jóvenes”. El carnet joven tiene validez
hasta los 30 años y los actores y actrices que interpretan a veinteañeros en
las series de televisión patrias están más cerca de los cuarenta que de los
veinte. Aquella sentencia que hace una
década decía que “los treinta son los nuevos veinte” parece haberse quedado
anticuada ante la cifra cada vez mayor de cuarentones solteros y sin hijos que
visten zapatillas deportivas casual .
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Sean Connery con 44 años en Zardoz (1974). |
Salimos a dar una vuelta por la calle y en una marquesina publicitaria nos
encontramos con un primerísimo primer plano en blanco y negro de Brad Pitt
anunciando un perfume para mujeres. Tiene 48 años, tres menos que su cafetero amigo
y también actor George Clooney. Dos hombres que rondan el medio siglo de edad a
los que nadie diría que ya se les ha pasado el arroz para interpretar una
película de acción o para flirtear con una señorita treinta años menor que
ellos. Cirugía, Photoshop, séquito de maquilladores, preparadores físicos …
Llámenlo como quieran, pero a estos dos señores vamos a tardar en denominarles
“viejos” casi tanto como hemos tardado en hacerlo con Sir Thomas Sean Connery.
Y no será solo por su impecable aspecto, sino también por su
estilo de vida. Cada vez que vemos a Obama echando unas canastas con sus
colaboradores o comiendo en una hamburguesería
con el presidente ruso olvidamos que es un señor de 51 años porque vemos
en él a un hombre físicamente activo y con las mismas aficiones que pueden
tener sus hijas.
En el mundo de la música tenemos los mayores casos de
juventud exprimida al máximo, bien sea por puro interés comercial o por el
deseo de no perder la apariencia ni las formas que un día valieron prestigio y
fama. Cierto es que hay casos que rozan el esperpento, pero también hay
artistas que han sabido cumplir años sin perder la esencia (ni los “hábitos”) de
lo que un día les hizo grandes.
Resumiendo, Kobe Bryant puede culpar de la mala
temporada de los Lakers a los años que no pasan en balde o a la papada de Jack Nicholson, pero disponemos de pruebas suficientes para afirmar que la edad es
más un estado mental que físico y a mí no me va a venir uno de los mejores jugadores de todos los tiempos a activar la crisis de los treinta por muy vieja
que sea la mierda.
P.D.: Escribiendo estas líneas leo que a Wilko Johnson, guitarrista
de Dr. Feelgood y muchas cosas más, le
ha sido diagnosticado un cáncer terminal. Tiene 65 años y va a estar ocupado
los meses que le queden ofreciendo conciertos y grabando un disco. Joven para
siempre.
Buen artículo, amigo... añadiría el caso de Petón, nuestro más querido "viejoven".
ResponderEliminarMuchas gracias, Lafayette. Sin duda, Petón es y será siempre un jovenzuelo rumboso.
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