10 de enero de 2013

"Más viejos que la mierda"

Kobe cree que los malos resultados de los Lakers son cosas de la edad.  (Andrew D. Bernstein/NBA/Getty Images)

Los operarios apagaban las luces del Staples Center el pasado 1 de enero tras una nueva derrota de Los Ángeles Lakers y Kobe Bryant no parecía estar disfrutando de la habitual presencia de un buen número de periodistas en el vestuario. Caer en casa frente a los Philadelphia 76ers no era el inicio de año deseado por el escolta angelino que, pese al desalentador comienzo de temporada del equipo, espera poder luchar por el que sería su sexto anillo de campeón de la NBA. Un título con el que igualaría a Michael Jordan, esa sombra alargada y huidiza que siempre ha marcado su carrera. Sentado en su taquilla, Bryant era cuestionado por la causa de la falta de energía mostrada por el equipo en los momentos decisivos del encuentro. El jugador, exhibiendo  una malévola sonrisa y mirando al infinito, espetó rápidamente  un “cause we're old as shit”  -“porque somos viejos como la mierda” o, castellanizando más la expresión, “porque somos más viejos que la mierda”- que provocó las risas contenidas de los presentes. Acto seguido quitó un poco de hierro al asunto asegurando que no todas las noches las piernas responden al nivel necesario para defender y atacar con garantías, pero los plumillas ya tenían su titular.    

Es verdad que los Lakers tienen esta temporada una media de edad elevada (28.9) solo superada por sus vecinos los Clippers (29.3),  Miami Heat (30.0) y New York Knicks (31.3). Sin embargo, Bryant parece querer eludir otros debates de más calado sobre la actual situación al reducirlo todo a una cuestión de edad.

Pero, ¿qué significa ser viejo en la NBA? Hablamos de una liga plagada de jugadores en mitad de la treintena con roles fundamentales dentro de sus equipos y en la que el propio Bryant está cuajando una de sus mejores campañas a nivel individual con 34 años. Tim Duncan, Kevin Garnett, Paul Pierce, Dirk Nowitzki, Ray Allen o un todavía saltarín Vince Carter son algunos de los “abuelos” más prestigiosos de la NBA, sin olvidar a los cuarentones Grant Hill y Kurt Thomas. Es evidente que las piernas de estos jugadores no tienen la frescura de su cenit de plenitud física, pero su experiencia y conocimiento del juego suplen con creces esta carencia.
Palop suma y sigue camino de los cuarenta.
La genética que a cada cual le cae en suerte (o desgracia) influye lo suyo, claro, pero hay algunos recursos que permiten prolongar la buena condición física en el tiempo y evitar lesiones que vayan acercando el final.  Una dieta equilibrada, una carga de entrenamientos ajustada, buenos calentamientos y, por encima de todo, los deseos de jugar pueden alargar bastante los años de actividad de un deportista profesional. En España tenemos un buen ejemplo en la figura del guardameta del Sevilla FC Andrés Palop quien a sus 39 años sigue intentando atajar los disparos de los delanteros de la autodenominada como la mejor liga del mundo. Su truco: perder un kilo cada año desde que cumplió 33.

Bryant tiene a su lado como pesos pesados de más edad a Pau Gasol (32 años), Ron Artest (33 años) y Steve Nash, un tipo que se pasa la vida comiendo nueces para que nunca le falten proteínas y que en febrero cumplirá 39 castañas. Ninguno de los tres parece arrastrarse por la cancha de momento y ninguno ha destacado especialmente por su explosividad física a lo largo de su periplo profesional. Además, el equipo angelino se reforzó el pasado verano con Dwight Howard quien, a sus 27 años, muestra una de las mayores plenitudes físicas que jamás se hayan visto sobre una cancha de baloncesto. ¿Dónde está el problema entonces? Se me ocurren tres o cuatro causas, pero ninguna tiene que ver ni por asomo con la edad de los jugadores del equipo que entrena Mike D’Antoni.

Ahora vayamos un poco más allá en el análisis: ¿qué significa ser viejo en general? Mientras en algunos países de África cumplir los 30 años significa entrar en la vejez, en España los periódicos suelen referirse a los menores de 35 años como “jóvenes”. El carnet joven tiene validez hasta los 30 años y los actores y actrices que interpretan a veinteañeros en las series de televisión patrias están más cerca de los cuarenta que de los veinte.  Aquella sentencia que hace una década decía que “los treinta son los nuevos veinte” parece haberse quedado anticuada ante la cifra cada vez mayor de cuarentones solteros y sin hijos que visten zapatillas deportivas casual .

Sean Connery con 44 años en Zardoz (1974).
Salimos a dar una vuelta por la calle  y en una marquesina publicitaria nos encontramos con un primerísimo primer plano en blanco y negro de Brad Pitt anunciando un perfume para mujeres. Tiene 48 años, tres menos que su cafetero amigo y también actor George Clooney. Dos hombres que rondan el medio siglo de edad a los que nadie diría que ya se les ha pasado el arroz para interpretar una película de acción o para flirtear con una señorita treinta años menor que ellos. Cirugía, Photoshop, séquito de maquilladores, preparadores físicos … Llámenlo como quieran, pero a estos dos señores vamos a tardar en denominarles “viejos” casi tanto como hemos tardado en hacerlo con Sir Thomas Sean Connery.

Y no será solo por su impecable aspecto, sino también por su estilo de vida. Cada vez que vemos a Obama echando unas canastas con sus colaboradores o comiendo en una hamburguesería  con el presidente ruso olvidamos que es un señor de 51 años porque vemos en él a un hombre físicamente activo y con las mismas aficiones que pueden tener sus hijas.

En el mundo de la música tenemos los mayores casos de juventud exprimida al máximo, bien sea por puro interés comercial o por el deseo de no perder la apariencia ni las formas que un día valieron prestigio y fama. Cierto es que hay casos que rozan el esperpento, pero también hay artistas que han sabido cumplir años sin perder la esencia (ni los “hábitos”) de lo que un día les hizo grandes.   

Resumiendo, Kobe Bryant puede culpar de la mala temporada de los Lakers a los años que no pasan en balde o a la papada de Jack Nicholson, pero disponemos de pruebas suficientes para afirmar que la edad es más un estado mental que físico y a mí no me va a venir uno de los mejores jugadores de todos los tiempos a activar la crisis de los treinta por muy vieja que sea la mierda.




P.D.: Escribiendo estas líneas leo que a Wilko Johnson, guitarrista de Dr. Feelgood y muchas cosas más, le ha sido diagnosticado un cáncer terminal. Tiene 65 años y va a estar ocupado los meses que le queden ofreciendo conciertos y grabando un disco. Joven para siempre.


2 comentarios:

  1. Buen artículo, amigo... añadiría el caso de Petón, nuestro más querido "viejoven".

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Lafayette. Sin duda, Petón es y será siempre un jovenzuelo rumboso.

    ResponderEliminar

Lecturas recomendadas en Defensa Ilegal

  • Del baloncesto a la psicodelia

    La banda Love posee una importancia capital a la hora de entender la revolución musical que tuvo lugar en la década de los 60. Nunca alcanzaron la repercusión de gigantes de la época como Beatles o Stones pero su tercer trabajo...(Seguir leyendo...)

  • Una leyenda a ritmo de jazz

    La historia de la NBA está repleta de vidas apasionantes en las que intentaremos ahondar en este blog. De todas ellas, hay una que destaca especialmente por pertenecer a una de las mayores leyendas que jamás haya pisado una cancha de baloncesto... (Seguir leyendo...)

  • Wouldn't it be nice

    Entre los chicos de la pequeña localidad de Lake Oswego (cerca de Portland, Oregon) no está muy bien visto decir que te gusta la música de un grupo que vivió su época dorada hace más de cuarenta años... (Seguir leyendo...)

  • El último guerrero

    Desde niño se había acostumbrado a jugar con gente mayor y más fuerte que él. A los 20 años, con sus 1.91 metros de estatura y un buen físico, se había convertido en un base muy combativo, pero esto no fue suficiente para que destacara en el equipo de la Universidad de Alabama... (Seguir leyendo...)